Sin duda, con los múltiples cambios que se han suscitado desde marzo de 2020, la tecnología está en su época de oro. Sin embargo, no son los mejores tiempos para el campo laboral.

Además de los recortes de empleo, los trabajadores se enfrentan a un nuevo mercado laboral, más digital, con nuevas generaciones de postulantes, nuevas vacantes surgidas ante las exigencias globales y una amplia competitividad.

Un vistazo poco prometedor…

En este tenor a todos nos toca reinventarnos, para sobrevivir a este panorama que pareciera ser desalentador.  

Datos de la Adecco sobre perfiles deficitarios y escasez de talento en España, señalan que ocho de cada diez empresas reconocen lo complicado que es adquirir talento acorde a las exigencias del mercado laboral.

En el mismo sentido, datos de Gartner, indican que aunque el 68% de los líderes de Recursos Humanos buscan desarrollar habilidades y competencias en su empresa…

• el 36% no conoce cuáles son las áreas de oportunidad en aprendizaje de sus empleados.
• el 33% no integra efectivamente lo aprendido sobre los flujos de trabajo
• y el 31% no puede crear soluciones para el desarrollo de habilidades lo suficientemente rápido para satisfacer las necesidades de estudio de los trabajadores.

Lo anterior vislumbra una problemática latente: la brecha entre las demandas empresariales y las habilidades profesionales es cada vez mayor.

Y sería un error pensar que con solo completar un curso o hacer un máster, ya se está lo suficientemente preparado. La realidad es que los colaboradores requieren de una preparación constante, pero al mismo tiempo rápida y flexible, una educación de calidad, especializada ajustada a los puestos de trabajo.

En resumidas cuentas, la fuerza laboral requiere de formación continua, para que los profesionales, no solo adquieran los puestos deseados, también sean capaces de emprender y proponer nuevas formas de hacer negocios.

¿Por qué no aumentar las ventanas de oportunidad de tener experiencias educativas a lo largo de toda la carrera profesional, en vez de reducirlo a una sola carta, una sola vez en la vida?Santiago Íñiguez, Dean at IE Business School -Santiago Íñiguez, Dean at IE Business School

Una luz al final del túnel

En este sentido, la formación online ha demostrado un enorme potencial, pues contrario a lo que se pensaba, ha permitido que los trabajadores se sientan en un ambiente de confianza, donde el factor meritocracia se disipa para dar lugar a una experiencia de aprendizaje integral, que pone a prueba skills profesionales, pero también personales.  

El objetivo es empoderar a los colaboradores, darles autonomía laboral para que se sientan valorados por las empresas y al mismo tiempo, desarrollen su potencial.

Se trata de que el trabajador se sienta libre de tomar decisiones, pero sin perder de vista el compromiso, dirección y objetivos de su puesto. 

Y tú, ¿ya tienes un plan de formación online para tus colaboradores?

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